Hasta recientemente, la Asociación Americana de Pediatría (AAP) recomendaba CERO tiempo de televisión para niños menores de dos años. ¡Cero! Si bien esto ha cambiado un poco y no se recomienda no exponer a los niños a las pantallas hasta los 18 meses, aún así nunca creí que esta fuera una regla que deberíamos aplicar en nuestra casa.

Lennox no vio dibujos animados durante el primer año de su vida. Leí la sugerencia y estuve de acuerdo en que mi enfoque debería ser la comunicación con él durante los momentos más tranquilos. Sinceramente, no pensé mucho en exponerlo a los dibujos una vez que tomé esa decisión.

Luego, alrededor del año y cuando comenzó a ser realmente verbal, comencé a mostrarle dibujos esporádicamente. Rápidamente, me di cuenta de que estaba aprendiendo a decir palabras que no decía, por mucho que yo intentara enseñarselas. Por ejemplo, aprendió todos los sonidos de los animales viendo dibujos. Yo intenté enseñárselos y, aunque creo que él probablemente recordó lo que le enseñé, estoy 100% segura de que la presentación más atractiva de los dibujos - con los colores y la música - fue lo que terminó haciendo el CLICK para él.

Desde entonces, le he dado un poco de tiempo para ver dibujos por las mañanas antes de comenzar con nuestro día. He sido tan estricta en ese aspecto que no hay ninguna expectativa de ver dibujos en ningún otro momento del día. Es parte de nuestra rutina y, una vez que se hace, mi hijo sabe que no volverá a ocurrir hasta la mañana siguiente.

Además, vigilo de cerca lo que ve. Si el show no tiene valor educativo, no es para nosotros. (La aplicación PBS Kids es una excelente manera de controlar eso, para los angloparlantes). Por último, los vemos juntos la mayor parte del tiempo o estoy lo suficientemente cerca como para mantenerlo interesado. Le pregunto qué puede ver, cuál es el nombre de los personajes, etc. ¡Créame, puede usar esa pantalla como herramienta de aprendizaje!

Siendo como soy una persona a la que le gusta seguir las reglas, incluso a mi me sorprende el haber ignorado con tanta calma la guía de la AAP y simplemente haber seguido mi instinto. ¿Por qué? Porque para mi hijo, el tiempo de los dibujos le permite tener un ritual matutino (y me encanta que su vida tenga estructura), ha ayudado a que su vocabulario EXPLOTE y también me da la oportunidad de comenzar mi día de trabajo mientras él disfruta de sus dibujos animados. Hoy, me alegra confirmar que hice lo correcto ignorando a los expertos sobre dejar a mi hijo ver televisión.